Siempre que vemos una taza de té pensamos en una de las
tradiciones británicas más celebradas. La gastronomía británica es
conocida por todo lo que rodea la hora del té.
En Oxford, pudimos disfrutar de la tradición inglesa con
una tetera de té negro, acompañada con una jarrita de leche y unas rodajas
de limón para aromatizar el té.
La hora del té
la acompañamos con pequeños sandwiches de pan de molde de pepino, berros y
huevo, salmón y crema, y queso y tomate. Nos sirvieron también el pastel de
café y nueces, y los famosos "scones", unos panecillos
acompañados de mermelada de fresas o frambuesas y la “clotted cream”,
literalmente crema coagulada originaria del condado de Devon, cuya cremosidad
está entre la nata y la mantequilla y que una vez la pruebas, no se olvida jamás.
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